Proyecto: Presencia puesta en juego

Intervención estética en espacio público, en el marco del proyecto:

Laboratorio. Ciudad efímera de la memoria

Universidad del Claustro de Sor Juana

―miembro fundador y coordinación general del proyecto en conjunto ―

 2003 – 2004

 

Hora de inicio de la intervención: 5:30 a.m.

 

 

BITÁCORA

 

La acción partía de una incógnita: ¿cómo hacer visible la transfiguración que experimenta nuestra identidad por el tránsito continuo de los otros?

 

Mi proyecto fue una tentativa de respuesta y un afán por responder desde la interacción colectiva.

 

Llevada a cabo en la fachada de la Universidad del Claustro de Sor Juana, sobre la calle de Izazaga, esta intervención abordaba una doble representación: primero, aquella en la que se exhibe que nuestra figura se traza por obra y gracia de los acompañantes elegidos en el andar cotidiano; es decir, por aquellos compañeros a los que decidimos invitar al juego de la construcción de nuestra identidad; la segunda representación correría a cargo de los transeúntes con quienes, a raíz de su tropiezo poco planificado con nuestra abstraída imagen, tendríamos contacto, de suerte que en ellos descansaría parte del juego de nuestra cambiante presencia identitaria.

 

Acciones: silueteo en la banqueta, de cada uno de los miembros del equipo; enfatizar con cal la posición que cada uno de nosotros elegimos, con la intención de ofrecer materia dispuesta a modificaciones a raíz del paso del transeúnte; coronar nuestra silueta con la matrícula con la que la Universidad  nos identificó, y en el nivel de los pies escribir con gis el modo en que nos llamamos entre nosotros mismos. De este modo se hacía referencia a una identidad que se constituye normativamente a través de códigos establecidos en sociedad, pero también a una presencia que en su coexistir alberga rasgos particulares, flexibles y más cálidos de convivencia.

 

La identidad de esta intervención estética, de la Presencia puesta en juego, se gestó en un ritual en el que la configuración propia se hacía posible a través del acontecer colectivo, continuo y cotidiano.

 

Hora de último registro: 12 del día